miércoles, 9 de diciembre de 2015

Poesía contemporánea

ÉCHALE A ÉL LA CULPA - VICENTE GALLEGO

Y

EL TÍTULO ES TU NOMBRE - MÓNICA GAE




Échale a él la culpa

Hoy te has ido de fiesta con amigas,                       
y sin que tú lo sepas me regalas
un tiempo de estar solo que ya empieza
a ser raro en mi vida, un tiempo útil
para intentar pensar en ti como si fueras
lo que siempre debiste seguir siendo
cuando pensaba en ti: aquella persona,
en todo semejante a cualquier otra,
que una noche lejana tuvo el gesto
generoso y extraño de entregarme su amor.
Pero el amor nos cambia, nos convierte en espías
ridículos del otro, en implacables jueces
que condenan sin pruebas y comparten
sus estúpidas penas con el reo.
El amor nos confunde y trata ahora
de que vea en tu fiesta una traición.


Por huir de esa trampa me amenazo
con los nombres que cuadran al que cae en su vacío:
egoísta, ridículo, inseguro, celoso...
Y como un ejercicio de humildad pienso en ti
divirtiéndote sola: te imagino bailando
y mirando a otros hombres;
al calor del alcohol
confiesas a una amiga algunas cosas
que te irritan de mi sin que yo lo sospeche,
y por unos instantes saboreas
una vida distinta que esta noche te tienta
porque eres humana, aunque no me haga gracia.

Ahora caigo en la cuenta de que dudas
como yo dudo a veces, y que también te aburres,
y que incluso algún día habrás soñado
follar como una loca con el tipo que anuncia
la colonia de moda.
Para calmarme un poco
tras la última idea, yo me digo
que el amor es un juego donde cuentan
mucho más los faroles que las cartas,
y procuro ponerme razonable,
pensar que es más hermoso que me quieras
porque existen las fiestas, y las dudas,
y los cuerpos de anuncio de colonia.

Lo que quiero que sepas es que entiendo
mejor de lo que piensas ciertas cosas,
que soy tu semejante, que he pensado besarte
cuando llegues a casa; y que es el amor
-ese tipo grotesco y marrullero-
el que va a hacerte daño con palabras
absurdas de reproche cuando vuelvas,
porque ya estás tardando, mala puta.


Vicente Gallego


El título es tu nombre 

Si me muero,
que esparzan mis cenizas
en el punto más alto de tu cama
que viene a ser algo parecido
al vértigo de observar tu cuello
cuando me cuelgo del lóbulo de tu oreja
y miro ese lunar y esa clavícula
y siento la insoportable necesidad de saltar
como avión suicida
a tus Torres Gemelas

Alquílame tu pecho

para quedarme a vivir siempre ahí
y que a la vez,
nunca sea del todo mío
y siempre tenga que convencerte
para que sea yo,
y nadie más,
tu única inquilina.

Porque contigo he aprendido

que la palabra Libertad
tiene su auge más alto
cuando me coges de la mano
y soy yo quien no quiere soltarte.

Poesía no sé,

pero Amor, eres tú,
y parece mentira que no lo sepas.

Te quiero –te digo.
Te creo –contestas.

Y entonces todo tiente sentido.

Como cuando te explico

que todo aquello del dolor
era un juego peligroso y adictivo
al que acabé suplicando de rodillas
para que no se fuera
aunque nunca llegase a existir.

Como cuando te digo

que desde que tú,
por fin soy yo,
sin máscaras ni aditivos,
y que por eso ya no necesito matarme
sino vivirte
para saber qué es la vida
y qué la muerte.

Como cuando estamos en la cama

hablando sin aliento
sobre aquel primer beso
y acabamos teniendo el mejor polvo de palabras
que nunca nadie antes ha leído.

-Perdona:

tú me conociste como la chica triste
que escribía triste sobre cosas tristes,
y nunca te la he presentado:

La matastecon la primera sonrisa.

Ataque al corazón a mano armada.

Y ya van ocho meses.

Y me duele como nunca la cara

de tanto reírte,
de tanto sentirte,
de tanto besarte.

Y cómo querer entonces

volver a ser triste,
volver a estarlo.

Así que si muero,

hazme caso,
esparce mis cenizas
desde el punto más alto de tu cama,
y encárgate de que todo el mundo
se lleve un poco de lo que soy ahora
para que al menos dejen de preguntarse
qué es el Amor
y empiecen a vivirlo
de una maldita vez.

Amor es querer enamorarte cada día

como un alquiler de latidos
en el que siempre acabo siendo yo
la ocupa de tus sentimientos.

El resto,

que se lo pregunten a tu pecho.

Mónica Gae



2 comentarios:

  1. Yo lo siento pero la poesia no es lo mio.

    Saludos

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  2. Hey, aunque la poesía no es lo mío la verdad es que el primero me ha sorprendido bastante, besos :3

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