Mónica Carrillo
Te vi pasar fugazmente y pedí un deseo
A veces la vida me viene grande. O quizá sea yo la que se vuelve pequeña ante tantas cosas que no entiendo. No lo sé.
Recuerdo perfectamente el día que empezaste a descoser mi vida. Yo, que ni de aguja ni de dedal entendía para poder remendarme.
Besarte era como sumergirme bajo el agua, en el mar, en la bañera. De repente sentía paz. Sin ruido. Sin prisa. Ingrávida.
Tú, deberías haber llegado a mí con un enorme cartel, como los de esos vendedores de oro de la Puerta del Sol. Un gran cañón colgado de tus hombros en el que me adviertieras a mí y al resto dela humanidad: “Enamorarse de mí perjudica seriamente la salud”.
Tu quiero, pero no puedo. Mi puedo, pero no quiero. Al final se tradujo en un no podemos porque no queremos.
Lo que me ocurrió contigo fue que, después del punto, olvidé apartarte.
Y tocó afinar, definir el trazo, sintonizar y reagrupar pedazos en mi colección de medallas y arañazos.
Ardieron los muros y los tejados, ardieron en llamas nuestros abrazos. Los mares y los desiertos, ardió la culpa de nuestro deseo y las palabras que llevan veneno.
Saber que estás haciendo algo mal, que te estás equivocando, dispara las sensaciones. A mí me pasaba contigo. Como cuando sabes que si te tomas otro café no dormirás esa noche, pero te arriesgas. Y, efectivamente, te desvelas y pasas una noche de perros, pero eso no evita que la próxima vez vuelvas a arriesgarte. Tú eres mi cafeína. Mi expreso de medianoche.
-Me gusta que me mires de cerca- te respondo finalmente.
-Me gusta que te guste, me gusta gustarte, pero me gustas todavía más tú- terminas la frase y me das un beso. Yo me río ampliamente porque tu juego de palabras me ha conquistado.
Soñaba
que medirías que lo imaginé
que recordarías lo que inventé
que volverías
Eso soñaba
que me querías
Soñaba
y desperté
- ¿Que esperas, Candela?¿ Esperas que venga a buscarte para echarle las trenzas y que suba a tu torre? Me cago en los putos cuentos de princesas, en los hermanos Grimm, en Disney, en Hollywood y en toda la mierda que nos ha llenado la cabeza de residuos tóxicos.
Mi autoestima se encogía y mi cuerpo se volvía muy pequeño hasta hacerse prácticamente plano. Y me contemplé por un momento desde fuera y me vi convertida en un felpudo en que se leía claramente: “Bienvenido, puedo pasar y pisar”
Al final resulto que no es la vida la que me quedaba grande, fuiste tú, tu amor, el que me quedó pequeño.
Y todo eso me di cuenta cuando decidí escapar de tus manos y coger las riendas de mi vida.
El tiempo. Todo. Locura
Muy bonitas todas ;-)
ResponderEliminarSaludos
Me han encantado todas.
ResponderEliminarNo conocía tu blog, pero ya tienes una nueva seguidora.
Besos!
Muchas gracias, yo también te sigo. Un beso :)
EliminarSon muy bonitas las frases, pero el libro no me acabó de convencer, me resultó un pelín pesado. Besos
ResponderEliminarOpino lo mismo. Me encanta la prosa de la autora y todas estas frases son muy bonitas pero el libro tenía muy poca acción y también se me hizo pesado.
EliminarUn beso :)